A ver... la vida sigue lamentable y sospechosamente igual que siempre... salvo por la publicidad de creditos dieciocheros que nos bombardean y - casi- me tientan. Varias amigas han estado de cumpleaños y ya no soy la única viejilla, y eso me tiene mas que feliz, jeje. Mi amiga Val ya no es mas la señorita Val sino la SEÑORA Val, según las leyes de éste país, y estamos esperando ansiosas que llegue el parte a nuestras casillas de correo, para ser las primeras en comprar la plancha, jajajajja.
Mi hermano entró al mundo laboral aunque no le paguen, porque se transformó en uo más de los mil pobres medio pollos practicantes y parece estar feliz, lo que es maravilloso porque asi siento que mis papas no perdieron la millonada k invirtieron en el caprichillo del pendex. De hecho, mañana lo acompaño a dejar a una foca de vuleta al mar y esta feliz... como buena hermana, me levantare temprano en mi dia libre para devolver al monstruito con su familia focuna y acompañar al mosntruito de mi hermano y se sienta apoyado en un escenario que no siempre le ha sido cómodo.
El trabajo cada día está más estresante y me encanta, así no me alcanza el tiempo para pensar en tonteras, pastiempo que se ha convertido en uno de mis favoritos estos últimos 27 años.
Uno de los tantos ÉL que hay en mi vida sigue apareciendo esporádicamente y capaz que sea para mejor, además de lo maravilloso que me parece darle menos importancia a aquello, y tomarlo como uno más de mis múltiples accidentes de la vida. El nuevo ÉL mantiene su postura distante, fría y tremendamente atractiva que me tiene cocinando lasagna para mañana. El lejano ÉL me hace recordar todos los días lo increíble que lo pasé con ÉL. El distinto y grande ÉL me demostró con hechos que todo sucede para mejor y me encanta eso, asi es que muy agradecida, muy agradecida, muy agradecida.
Y ÉL, ese ÉL que me quita el sueño y me tiene como su personal Tamagoshi, aparece por todos lados, en una canción, en mis sueños, en la red, en un correo electrónico, en una vista al mar en la micro entre Reñaca y Viña, en los cerros de Recreo, en un libro de mecánica o la Cosmopolitan, cuando veo un Volswagen Polo del color que sea, en un poema que leí, en la anotación negativa de un demonio de mi curso y como pop up de una página universitaria. Por esos motivos y otros más, me resigné a luchar por torcerle la mano al manoseado destino. Vamos a ver que pasa, y cómo dice mi mamá, en el camino se arreglará la carga, si no queda otra...
lunes, septiembre 03, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
De tanto leer lo de EL entendí por qué estoy sólo. Tengo que ser más arrogante, distante, constante pero "despreocupado", en fin.
Es lo mejor, parece. A mi ni me llaman. A EL le cocinan... Clarita la lección.
Thanks.
Publicar un comentario